lunes, 17 de noviembre de 2008

SOLO POR HOY

Tengo una vida, tranquila, pero no aburrida, siempre estoy buscando cosas para hacer, no me gusta quedarme sola en casa, tengo muchas amigas pero principalmente, una; su nombre es CC (para resguardar su identidad) inseparables somos y ella es incondicional. Yo hace más de veinte años que consumo drogas, de una manera muy controlada. Tengo mi trabajo en el que cumplo estrictamente y en el cual me siento muy cómoda; tengo mis hijos, que nunca se han enterado de esto. Pero cuando llego del trabajo y para relajarme " me fumo un porrito" (casi todos los días) y hace un par de años probé cocaína (no les voy a contar lo rica que es), empezamos con CC a comprarnos una bolsita los fines de semana, para salir con más pilas; pero esto se fue haciendo cada vez más frecuente, y ahora podría decir que la mitad de los días de la semana estoy comprandome 1 o 2 bolsitas. Esto ya se me está yendo de las manos y me empieza a preocupar. Yo no siento que me haga mal, no me veo deteriorada, me alimento bien, como muchas proteínas; porque se que cuando se me presenta la oportunidad de comprar no puedo decir NO ( y oportunidades hay por doquier). Como dicen "Las pastillas del abuelo" de esta miel más vale que falte y no que sobre. Soy adicta por naturaleza. Me contaron que en las reuniones de adicción el lema es : "solo por hoy" esa es la meta de cada uno, estar libre de drogas día a día. Pero yo hago todo al revés ( a mi manera) y cuando tengo ganas pienso: "SOLO POR HOY" y agarro el teléfono, con solo enviar un mensaje en media hora me la traen a casa. Que difícil es la recuperación de alguien, que no quiere recuperarse.

Por algo hay que empezar

Esto de Internet está atrapando cada vez a más personas; y yo no podía ser menos. Me fue atrapando de una manera increíble, a través de la red he conocido gente increíble. Leí historias de vida que me llegaron al corazón. Y hoy como una terapia empiezo mi propio blog. Soy una persona que ha vivido muchas cosas en su vida, se podría decir ligeramente, que no me he privado de nada. Viví cada día de mi juventud, como si fuera el último. Y hoy con unos cuantos años más, y dos hijos maravilosos que ya no me demandan tanto tiempo, porque están grandes, he decidido empezar a escribir.